Hay veces en
las que, casi sin querer, acabas junto a personas que te dan seguridad, pero la
realidad es que es un amparo falso, ofrecido a cambio de miedo, incomprensión e intransigencia.
Reconozco que entonces yo necesitaba sentirme segura y protegida, en cierta
forma es algo humano, al igual que amar, pero ¿por qué unir ambas sensaciones?
Tal vez así, el miedo, la incomprensión y la intransigencia dejen de ser un
camino en la vida, en el que, tarde o temprano, la respuesta sea el dolor.
Hace ya mucho
tiempo, "un buen día" conocí a alguien, y me dejé arrastrar desde la soledad hasta
el amor incondicional. Dejé de darle vueltas a las cosas y a la vida, dejé de
buscar respuestas pues me sentía “feliz”. Me encontraba llena de un aroma que
se infiltraba por mi interior tapando grietas, llenado huecos y ahuyentando
miedos. No necesitaba más porque amaba.
Pero en el amor se vive en una burbuja, que se frota y se araña contra la vida,
que se rodea, algunas veces, de debilidad humana. También, en ocasiones, te
vuelve frágil y dependiente. Ese tipo de amor, a la larga (y también a la corta), lastima y duele. Te adentra en el
camino de la distancia con el resto del mundo, sumiendo tu vida en un aparente
olvido... Y es en esa distancia donde una se acostumbra a su única compañía. Luego,
con el tiempo, pensar si alguien te amó de verdad cuando los arañazos están ahí,
es inevitable y me da cierto pudor confesarlo.
Pese a todo, creo
en las personas, reconozco las debilidades de los demás porque yo misma las
poseo, pero me he visto llorar en el espejo, he visto mis lágrimas cayendo por
las comisuras de unos labios que un día expresaron amor.
Después de ese
tiempo, no sé por qué, pero parece que he acabado sentada, casi acomodada, en
la soledad. Me he acostumbrado a depender de mí misma, a no temer ya que alguien
llegue a mi vida y que un día se vaya de mi lado, a la comodidad de estar
rodeada de gente y retirarme a mi mundo cuando me apetezca. Incluso he llegado a
encontrar cierta paz interior en la que, por fin, consigo escuchar mis propios
pensamientos. Y es que, a pesar de todo, he conseguido a un tiempo, salir al mundo y
vivir mi “soledad”.