"Amor mío, amor mío.

Y la palabra suena en el vacío. Y se está solo".

Vicente Aleixandre.

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domingo, 26 de febrero de 2012

Cuando ciertas experiencias te dejan sin voz...


Cada vez me voy convenciendo más de que todas las experiencias que vivimos marcan en nuestro cuerpo su paso, así como los años en las arrugas de nuestro rostro, todas nuestras experiencias se van mostrando en formas muy sutiles como pequeñas marcas para no olvidar los momentos vividos.

Este año me fui hasta Tenerife donde la euforia, la adrenalina y la alegría contagiada por los grupos que pasaban por la calle en el desfile de inicio de fiestas fue la que dejó rastro en mi voz, simplemente con cada uno de ellos los gritos de apoyo, cantos y aplausos se hicieron sentir, las graderías vibraron con los pasacalles.

Las bandas por su parte mostraron como nunca que son parte importante del Carnaval y que ellos no deben ni serán limitados en sus demostraciones, en esta puesta en escena, todos los músicos mostraron sus destrezas antes de que la fiesta y el alcohol hiciera de las suyas, y a lo largo del recorrido hicieron retumbar la música en toda la ciudad.

Ahora sin voz por la alegría demostrada y compartida en el Carnaval pienso de nuevo en el regreso y en comenzar mi semana, la voz ya la recuperaré con un poco de miel y limón, pero en el transcurso de recuperación recordaré cada uno de los momentos vividos en este Carnaval.

jueves, 23 de febrero de 2012

El diamante interior


"A veces resulta difícil conocer y aceptar los diversos aspectos de nosotras mismas. A menudo hay fragmentos que deseamos ignorar o rechazar. Aceptar verdaderamente todas las partes de nosotras mismas tal como somos nos permite crear un clima en el que puede tener lugar la transformación. Una forma de pensar en nosotras mismas es considerarnos como diamantes, dotadas de numerosas facetas destinadas a reflejar la luz. Cada una de nosotras es un diamante único y especial. No hay nadie más como nosotras. Al ser buenas amigos de nosotros mismos, necesitamos explorar todas nuestras facetas y valorarnos con realismo al observar cada uno de los aspectos de nuestro ser.

Cada faceta, por oscura que pueda parecer, reflejará la luz con claridad cuando esté completamente limpia de viejas heridas, creencias y pautas. Se necesita tener una gran paciencia y valor para celebrar aquellas facetas que reflejan libremente la luz de nuestro yo superior, y para empezar a curar suavemente aquellas otras que han sido negadas porque se han visto nubladas y obstruidas. Para contribuir a interiorizar el símbolo de ti misma como un diamante, cierra suavemente los ojos e imagina que te encuentras al borde de un lago. La superficie está absolutamente en calma, como un espejo.

Un pequeño punto de luz empieza a reflejarse a partir del agua y pronto se transforma en una luminosidad hermosa y trémula, como si miles de brillantes diamantes bailotearan sobre la superficie del lago. Visualiza la luz que se expande para incluirte a ti.

Siéntete a ti misma y todo el lago como un solo y enorme diamante que refleja la luz y el amor a tu alrededor, hasta que abarque a tu familia, tus amigos y finalmente, a todo el mundo, en su globalidad.

sábado, 18 de febrero de 2012

Adelante...


¡No te detengas en el camino! ¡No importa cuántas veces hayas caído, sino cuántas veces te has levantado! ¡Lleva en tu mente la certeza de que cuando una puerta se te ha cerrado otra más grande te espera abierta al final del camino!

Cuando sientas que las fuerzas te abandonan, recuerda otras veces, que sí estuviste sin ellas, ¡y al final con tesón y confianza, las cosas se solucionaron!; y todo esto porque actuaste bien y con la conciencia limpia, pero sobre todo... porque tenías fe en ti misma. Redobla tu esa fe y con ella alienta tu esperanza en la seguridad de que el mañana será mucho mejor.

¡¡¡Arriba ese ánimo!!!, sigue adelante con la vista al frente y el paso firme, que nada te detenga.

lunes, 6 de febrero de 2012

El Amor no muere Nunca


Tal vez nunca encontremos aquellas cosas que se han perdido. Tal vez hasta su nombre olvidemos, sus colores y la sensación que nos producía, porque otras cosas sustituyen su ausencia, porque otras cosas nos provocan risa, a veces llanto, un poco de vida sin más. Pero lo más importante, tal vez sea, que a pesar de todo, siempre intentamos recrear el sueño a la luz del día a pesar del olvido en la oscuridad de la noche.

El amor no se olvida ni se apaga jamás, siempre renace, a cada instante, con cada soplo de aire que se escapa en un suspiro, siempre renacerá, aun cuando no haya lugar, aun cuando no haya un horizonte cercano, aun cuando, cansados bajo el peso de la tarde, nos entreguemos a oír el canto de los pájaros, entonces resurgirá del corazón un latido especial, un latido que no es igual a otros, un latido que después de todo es una nota del alma, inigualable, indescifrable y luminosa, un latido de amor.

A partir de él, el mundo tiene un nuevo color, una nueva fragancia que destila olor a flores frescas de campos verdes y jardines en flor, porque algo cambia cada vez que la angustia deja su lugar por un momento y es lentamente reemplazada por la sensación de plenitud que sólo se alcanza empezando a perdonar y a perdonarse, cuando comprendemos que a pesar de no tener palabras para llamar a lo que no está, todavía podemos acelerar el corazón con la tibieza de una melodía, la que a lo mejor nos conduce a encontrarnos con nosotros mismos y allí dejar en un abrazo sincero la amistad y la sinceridad, la comprensión y la verdad.

El cielo que vemos hoy es el mismo que brilló hace miles de años y sin embargo no es igual, porque los ojos que lo ven siempre son nuevos y la mirada que recorre los espacios refleja en cada cosa algo de sí misma, porque el puente trazado no parte de las cosas, sino que nace en el corazón y busca su destino entre luces y sombras, entre lo que se ve y lo que no se ve.

Los momentos pasan siempre y solo nos queda la sensación de haber tenido y ya no tener, porque somos plenos cuando estamos frente a las cosas que tocamos, que miramos, que amamos. Luego, como la arena se escapa entre los dedos, así se nos van los momentos quedándonos con la esperanza de volver a atrapar el instante en que por una norma no escrita de la vida misma nos tocó ser felices.

No hay que apenarse por lo que se va, aun cuando la tristeza lance bocanadas de aire ardiente sobre nosotros mismos y seamos poco más que nada en ese momento, algo así no nos debe consumir, algo así es un canto que la vida a veces suele cantar, después vienen los tiempos felices y las ausencias se llenan de recuerdos, y los recuerdos nos hacen buscar aquellas cosas nuevas para volver a empezar.

El amor no se muere nunca ni se apaga jamás, detrás de cada paso dejamos algo que nos puede volver a atrapar, y enfrente de cada camino siempre habrá, para alguien más, un nuevo lugar.