He
pensado mucho en cómo evitar escribir de la forma en que lo hago, simplificar
cuando es dolor o tristeza lo que siento, pero me es imposible, este blog no
está hecho para maquillar la verdad. Desde que lo empecé he dejado gran parte
de mi vida en él, puede que suavice, que coloree, que diseñe un poco el
contenido, pero la verdad sigue ahí... inmutable.
He
escrito infinidad de cosas, algunas de ellas nunca verán la luz, muchas de
ellas al amor, a la vida, reflexiones extraídas de alguna noche de insomnio,
pero cuando alguna adversidad o sencillamente un pequeño bajón me azota o me
zarandea tan fuerte que me cuesta mantenerme en pie, mis letras lo notan, no se
callan, pero se tambalean y ese es el tributo que debo pagar...
Este
espacio no tiene un gran diseño, ni un gran colorido en imágenes, no pretende
tener una cantidad forzada de amigos, ni siquiera aspira a que nadie deje
comentarios, este espacio es mi amigo íntimo, ese cómplice que me ayuda a
conocerme, ese pergamino de sensaciones o simplemente ese otro yo que a veces
soy incapaz de comprender.
Ocurre
que cuando mis textos son desgarradores o derraman un cierto airé melancólico,
me lleno de una sensación poco agradable, y los guardo en borrador ya que me
preocupa el hecho de que un día alguien los analice y se preocupe demasiado...
¡Soy yo! Y seguiré siendo yo, unos días mejor y otros peor, pero no pretenda
nadie que siga siempre en la misma línea porque entonces la verdad quedaría
fuera de juego.
Llegarán
mejores tiempos, escribiré desde la serenidad más absoluta, o posiblemente
ponga tierra por medio, muchas veces lo he hecho, añadiendo poesías de grandes
poetas, mientras tanto todo se calma, o no, pero hago lo que puedo para no
alargar demasiado este pequeño desequilibrio y no inundaros con mi falta de
lucidez. Con todo esto quiero deciros que lo leáis tan solo eso, y
ya volverá a amanecer.
Nunca
he cerrado el espacio, no al menos por un largo tiempo, sí que es cierto que
últimamente me ha pasado por la cabeza, pero también lo necesito egoístamente,
pues es lo único que me da fuerzas y gracias a él puedo seguir aquí...
desnudando mi alma, describiendo mis vivencias.
Entrad y pasead con la misma impresión de
cuando llegasteis por primera vez, solo son textos que me ayudan a
sobrevivir y a superar ciertos episodios... solo son palabras descorchadas que
salen y se evaporan en el mismo instante en que vosotros, mi queridos amigos,
las hayáis leído.