"Amor mío, amor mío.

Y la palabra suena en el vacío. Y se está solo".

Vicente Aleixandre.

Seguidores

miércoles, 4 de mayo de 2022

Tiempos de sobre-información


Según entiendo, estamos en una época en la que nos desborda la información, lo que representa una carga demasiado pesada para nuestros cerebros, acostumbrados ya, a no tener que almacenar datos. Me explico, por mi trabajo, tengo que tratar a diario con personas de todo tipo que pasan por mi mostrador, he de decir que, de todas las edades, y tanto si tú les das la información que requieren, como si son ellos los que preguntan por algo en concreto, en un número muy elevado de ocasiones, notas como no se están enterando de nada o casi nada, y casi siempre aciertas si piensas que no tardarán en volver a preguntar sobre lo mismo.

En algunas ocasiones me sucede, que mientras les estoy relatando como han de proceder o como tienen que realizar una tarea, los ves que están a sus cosas, pendientes del niño, del perro o con su mente en la próxima cuestión, lo notas, también tu experiencia te dice, que no tardarán en volver a preguntar sobre lo mismo que acabas de contarles. Eso cuando no saben más que tú, que es otra de las situaciones que se plantean, les estás contando, y al mismo tiempo, ellos te lo están explicando a ti, pero aumentado con ejemplos, sin atender a las peculiaridades de la situación o del elemento del que se les está hablando.


Vivimos en un mundo tan tecnológico o tecnificado, no sé cuál sería el concepto adecuado, aunque igual son los dos al mismo tiempo, en el que nos hemos acostumbrado a tener todo al alcance de la mano, bien sea, pulsando una tecla o pinchando en un enlace, nuestro cerebro parece como si ya no admitiera otro tipo de entrada de información.

Lo mismo pasa cuando les dices que solo hay una tienda, que no abre todos los días, que la panadería cierra a las dos, o que no hay un “chino” al que recurrir en caso de emergencia o que el banco no abre todos los días, o lo que es peor aún, que según donde se pongan o donde vayan, no hay internet.


Se les hace difícil comprender, que aquí disfrutamos del “slow living”, que no somos Madrid o Barcelona, que esta es otra forma de entender la vida, afortunadamente. Quizá deberíamos empezar como sociedad a mirar menos a la pantalla del móvil, y disfrutar más de todo lo que tenemos a nuestra disposición con sólo echar un vistazo alrededor, venir, como es el caso, a un lugar rodeado por naturaleza en su máxima expresión, donde perderte, en el buen sentido, en mitad de un bosque de centenares de hectáreas, y necesitar mirar al móvil cada diez segundos, no tiene explicación
.


No hay comentarios:

Publicar un comentario