"Amor mío, amor mío.

Y la palabra suena en el vacío. Y se está solo".

Vicente Aleixandre.

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lunes, 25 de abril de 2022

La teoría sueca del amor




Esta tesis plantea que el desarrollo del estado de bienestar, que, según todos los estudios, llega a sus cotas más altas en los países escandinavos, genera enormes niveles de soledad, sobre todo, en las personas de edad más avanzada, hasta el punto de que una gran parte de ellas, llegan al final de su vida totalmente solas.

El Estado consigue que, con residencias para la tercera edad, en las que es muy sencillo ingresar, ayudas y todo tipo de servicios sociales gratuitos, la presencia de la familia sea prácticamente innecesaria para subsistir. Y esta es la palabra clave, “subsistir”. Con esto se provoca que poco a poco se vayan perdiendo los lazos y relaciones sociales y familiares, y como consecuencia, lo que a priori debería ser algo positivo, origina un grave problema de aislamiento, mayor en tanto mayor es también la persona.  

Dicho esto, no deberíamos caer en la tentación de pensar que llegar al nivel de bienestar de los países del norte de Europa no es tan deseable como pensábamos, muy al contrario, es a lo que deberíamos aspirar, pues sabemos que en realidad en todas o casi todas las culturas occidentales, o como se dice ahora, en todos los países de nuestro entorno, existe en mayor o menor medida problemas de soledad, sobre todo en las personas mayores.

Tal es así, que se da el caso de que países con distintos niveles de desarrollo social, tienen los mismos problemas. En Gran Bretaña, se creó el Ministerio de la Soledad para atender a los más de nueve millones de ciudadanos con este problema, y en los Estados Unidos, en los que, además, la mayoría de los servicios sociales y sanitarios, están en manos privadas, los expertos están avisando de los enormes costes que la soledad va a originar a la salud nacional: diabetes, suicidios, uso de antidepresivos, deterioro mental…

Lo más probable es que la soledad sea más consecuencia de la nueva dinámica social y familiar, de las obligaciones laborales, de la búsqueda de trabajo lejos del lugar de origen. Y que todo esto haga que, en esta sociedad, cada vez más tecnológica y urbanita, establecer una relación más estrecha entre sus miembros sea mucho más complicado que en las sociedades principalmente rurales de la primera mitad del siglo pasado.

Sé que elaborar una teoría en la que todo esto se conjugue y se lleve a buen fin, es muy fácil sobre el papel. Sé, por supuesto, que nadie, al menos una parte mayoritaria de la sociedad no pretende, ni ahora ni en un futuro, abandonar a su suerte a las personas mayores de su entorno familiar. En consecuencia, debemos luchar por conseguir el más alto grado de bienestar social sin abandonar lo bueno que tenía el tipo de sociedad de la que venimos.

Como la mayoría de los problemas complejos, 

la soledad en nuestra sociedad es la suma de las soledades individuales

lunes, 18 de abril de 2022

Sanar el alma


A veces, simplemente la herida no cura 

porque necesita sanar en otro lugar.


Esta frase me la dijo un gran amigo no hace mucho. Irse o quedarse no es sólo elegir una opción u otra, es en realidad, una metáfora que simboliza la lucha por vivir o no, la vida que deseas.

 

Y no se trata sólo de olvidar traumas, alejarte de algunas personas o de querer dejar atrás el tedio que te está consumiendo. A veces, se trata simplemente, de poder ser tal como eres, en versión original. Muchas veces nacemos en un lugar, pero en realidad, no hay nada que nos una a él. Es cierto que podemos llevar con nosotros parte de su identidad, de sus recuerdos, de sus peculiaridades; pero tan sólo son detalles que no acaban de formarnos como personas.


De qué sirve pasar años luchando por encajar en un lugar, años de someter nuestras ganas y deseos a un sitio donde las raíces dejaron de tener nutrientes hace tiempo. En realidad, no dejamos de dar fruto porque hayamos perdido la capacidad de hacerlo, sino porque ya no se dan las condiciones necesarias. Si necesitamos un cambio, o varios, no somos árboles, así que, llegado el momento, simplemente podemos sanar en otro lugar. Y es que sanar en otro sitio, tanto si se trata de un lugar físico, como si se trata de una relación, no es huir, es luchar por quedarte contigo.


Cierto es, que el proceso de adaptación requerirá energía, compromiso, incluso inversión emocional, pero medida que nos acoplemos a las nuevas geografías, físicas y emocionales, y si las condiciones son satisfactorias, es muy probable que desarrollemos alguna forma de apego a ellas.

El lugar donde vives importa, todos los lugares donde has vivido o vivirás importan, sacan de ti algo nuevo y distinto. Cada nuevo sitio viene con su carga emocional, con sus rituales de adaptación. Momentos de alegría y también de una cierta confusión hasta que ese nuevo lugar, físico o no, lo vas asimilando como tuyo, como parte de tu vida.

 

En sueños, todo puede ser... (Pequeño relato)




Esta noche me imaginé entre tus brazos y un fuego interno me invadió hasta traspasar las fronteras de la realidad. Esos cálidos y suaves abrazos, que en el poco tiempo que duran, parecen eternos. Trato de buscar una explicación, un sentido, a este sentimiento extraño que me ahoga por instantes; que me dibuja una sonrisa pícara durante unos segundos.

No podía esconderme de tu mirada. Soñaba que buscabas la luna para que te envolviera con su luz. Y junto a la ventana, un suspiro me se escapaba en el silencio, mientras el rojo de esa misteriosa luna, se alzaba en el cielo. En mis noches, sueño con alcanzarte, abrazarte, besarte...

A primera hora, ya despierta, me acerco a la ventana, y busco en cada rayo de sol tu presencia, mi piel se eriza y siento como mi rostro se sonroja. Siento un calor que me invade sin dejar de pronunciar tu nombre en mis adentros, pensando, ya ves, que si por casualidad, en ese instante, estás mirando por tu ventana, compartimos parte de un rayo de luz.

Esta noche, seguro, volveré a observar la noche a través de esta ventana mágica que son mis sueños, ese paisaje entre realidad y fantasía; y sentiré tu mano acariciándome la espalda, besándome suavemente el cuello hasta llegar a mis labios, y que frente a frente cruzaremos las miradas hasta quedar dormidos...

En sueños, todo puede ser...



sábado, 16 de abril de 2022

Pinceles en la mirada


Pequeño y revoltoso como ese viento que oigo pasar junto a mi ventana, así es este sentimiento. Escribo para no darle ocasión al olvido, a la indiferencia, a esos fotogramas emparejados en la percepción de mi memoria. La cortina pasada de moda que me roza la espalda, me sorprende mientras dejo que el pálido sol termine de pasar según su camino. Y es que nada es perfecto, creo que la vida es una pintura abstracta, mientras pienso en los cuadros hermosos de una amiga que tenía pinceles en la mirada. 

Hay momentos en los que las cosas pasan inadvertidas, cosas que una percibe como triviales, y que, al cabo, pueden resultar decisivas. Echas de menos a quienes no están (o casi) y que causan tus melancolías. Personas que deberías arropar en lo más hondo de tu abrigo, incondicionalmente.

Hay días en los que te despiertas con toneladas de hormigón armado sobre el pecho porque justo unos segundos antes de abrir los ojos has visto, has sentido, cómo ella se desvanecía en lo oscuro. Otros días saltas de la cama como si durante la noche alguien hubiera borrado la carga que te anclaba a los abismos más insalvables y negros. También hay días inertes y noches en calma, claro.

Cada día asumo con más tranquilidad que la vida es una sucesión de cambios y que depende de una misma entenderlos como finales o cambios de estado. Muchos de los cambios que nos sacuden, diría que la mayoría de ellos, escapan a nuestro control; o al menos han escapado al mío hasta la fecha, así que cada día estoy más segura de que lo que nos define es la forma en la que nos enfrentamos a ellos.

Son tiempos de cambio, como personas y como sociedad, 

y debemos ser consecuentes con eso.








viernes, 15 de abril de 2022

Recomenzar



Hoy tras semanas de pensarlo y repensarlo, he (hemos) decidido continuar con el trabajo que hace unos años comenzó Soledad, y que por diversos motivos, tuvo que abandonar muy a su pesar.

En estos casi diez años mucho ha cambiado todo, quizá demasiado. Hemos pasado por crisis, supuestas recuperaciones de las mismas, amenazas de diferentes tipos, guerras..., y por supuesto una pandemia de la que a duras penas vamos saliendo y que, desde luego, nos dejará secuelas como sociedad.

Como he dicho, trataré de seguir, en la medida de mis posibilidades, el camino que marcó ella, siempre con mis particularidades y mis cualidades. Contaré de vez en cuando con la colaboración de Veronika que aportará otra visión de la realidad, al menos esa es la idea, más fresca y joven. 

Bueno, esta es mi (nuestra) intención, esperamos recuperar poco a poco vuestra atención.

Soy Galatea y os doy las gracias de antemano.