¡No te detengas en
el camino! ¡No importa cuántas veces hayas caído, sino cuántas veces te has
levantado! ¡Lleva en tu mente la certeza de que cuando una puerta se te ha
cerrado otra más grande te espera abierta al final del camino!
Cuando sientas que
las fuerzas te abandonan, recuerda otras veces, que sí estuviste sin ellas, ¡y al
final con tesón y confianza, las cosas se solucionaron!; y todo esto porque
actuaste bien y con la conciencia limpia, pero sobre todo... porque tenías fe
en ti misma. Redobla tu esa fe y con ella alienta tu esperanza en la seguridad
de que el mañana será mucho mejor.
¡¡¡Arriba ese
ánimo!!!, sigue adelante con la vista al frente y el paso firme, que nada te
detenga.
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