
Cuando sientas que
las fuerzas te abandonan, recuerda otras veces, que sí estuviste sin ellas, ¡y al
final con tesón y confianza, las cosas se solucionaron!; y todo esto porque
actuaste bien y con la conciencia limpia, pero sobre todo... porque tenías fe
en ti misma. Redobla tu esa fe y con ella alienta tu esperanza en la seguridad
de que el mañana será mucho mejor.
¡¡¡Arriba ese
ánimo!!!, sigue adelante con la vista al frente y el paso firme, que nada te
detenga.
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