"Amor mío, amor mío.

Y la palabra suena en el vacío. Y se está solo".

Vicente Aleixandre.

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sábado, 20 de octubre de 2012

Carta a la vida


He considerado que es el momento de escribirle una misiva a la vida, a esa vida que no trae manual y que tampoco viene con instrucciones de uso, de comportamientos, de ideales, de locuras, o de como amar…

Para comenzar contaré que ha culminado un ciclo más de esfuerzos, gritos, sudor, lágrimas, insinuaciones, detalles, esperanzas y desesperanzas, palabras, miradas eternas y constantes.... Comienza entonces, otro ciclo donde cerrar la memoria, aún faltan mil días, restan innumerables horas mientras se suman nuevos temores a no poder alcanzar la ansiada paz.

Pues mi alma hoy ha amanecido algo entristecida, ensimismada, decaída de los pies a la cabeza, algo extenuados los pensamientos y  derrotados los impulsos... Mis años que hoy los siento algo mas maduros que otras veces, como de otra vida, me han dejado con algo menos de aliento, y es extraño porque sé bien cuanto soy capaz de entregar en base a esta experiencia limpia que cargo conmigo, cuento con mi propia manera de ofrecer amor, con mi inusitada forma de hacer este trayecto plagado de avances, y de brindar a los seres que me rodean lo que soy.

Pero desde hoy, y cada día, esperaré que surjan nuevos motivos, alguna sorpresa inesperada que me renueve la fe, las armonías necesarias para levantar mi espíritu, una frase que me identifique desde el interior o una tranquila tarde en donde no me superen las nostalgias.

Me complace oír cuando me dicen que soy fuerte, triunfadora y segura... me jacto de no ser alguien que tire la toalla en el primer intento, bueno ni en el segundo, tercero o cuarto. Quizás el trasfondo simplemente está en que no me gusta fracasar. Deseo rescatar las sonrisas que me han sido obsequiadas, restaurar los códigos que no se olvidan, interpretar lo que no fui capaz de hacer en su tiempo y luchar por alcanzar lo que mi corazón aún no ha podido.

Y mientras vuelvo a leer lo escrito, medito mis posibles equivocaciones, y sólo me resta decir que en lo que me queda por vivir no me dejaré vencer, ni dejaré de combatir y probar los interminables desafíos que vayan llegando en esto que llamamos... VIDA.

4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Gracias Ramón, estoy en ello, con el tiempo todo se andará.

      Un beso.

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  2. Hola Soledad!
    Hay días en que el alma nos pesa como una losa, en que nos sentimos cansados y sin fuerzas. Y a medida que pasan las horas se va aliviando y nos sentimos mejor.
    Es bueno cerrar ciclos y empezar nuevos, sin arrepentirse de lo vivido y habiendo aprendido de lo bueno y lo menos bueno.
    Aunque no lo veamos el sol siempre vuelve a salir.
    Me gusta cómo escribes, gracias por compartirlo.
    Un beso

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    1. Gracias por tus palabras y tu aliento. El peso va y viene, sin control, al menos no por mi parte. Pero después de leer tu comentario me siento algo más liviana y sobre todo reconfortada al saber que de vez en cuando estás por aquí.

      Un beso.

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