
Ahora que he vuelto
a bailar me he dado cuenta de ciertos detalles que extrañaba, puede que hasta
suene masoquista pero es la verdad, tener los músculos entumecidos de dolor y cansancio
muscular, pero estar eufórica por dentro y por fuera, esa casi adicción a las
sesiones de ensayo, a entregar tu cuerpo hasta que la última gota de sudor se
desprenda de él, son cosas que solamente las había experimentado cuando
practicaba baile en la Universidad, recuerdo haber estado más de 6 horas ensayando,
bañada en sudor por el esfuerzo, pero a la vez sedienta por sacar el paso
correctamente.
Cuántas
veces compañeros de la facultad me decían con ánimos totalmente exaltados:
"Me voy a amanecer para el proyecto", y uno sabe lo que significa ese "amanecer", tener los ojos hinchados y enrojecidos frente a la pantalla del ordenador,
las ojeras del día siguiente que llegan hasta la comisura de la boca, sentir
frío durante todo el día aunque estés realmente abrigado y por último unas
ganas de dormir que ni en 10 noches consecutivas de sueño se puede recuperar.
Pero el hecho de amanecerse y las consecuencias de ello no son el hecho, sino
el haber pasado la noche y el amanecer viendo tu proyecto salir a la luz como si
del nacimiento de un bebé se tratara, sentir que diste todo, incluso más de lo
que podías para que todo saliera como pretendías.
Ahora
es cuando realmente me doy cuenta que las cosas que se realizan con PASIÓN son
las que dan otro matiz a tu misma cotidianidad, porque uno despierta al día
siguiente con más energía de la que pensaba que podría tener y creo que en
algún momento todos pasamos por lo mismo ya sea diseñando, bailando,
calculando, filmando, desarrollando nuevos paquetes informáticos, haciendo
música o cualquier actividad que realicemos.
Es
por esto que la Pasión es un Dolor que llena el Alma.
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